LA LLEGADA
Una vez está todo acordado con su hermano que vive en Andorra... comienza la aventura!
Salgo tempranito desde Málaga y llego a recoger a Leo a la hora de comer, pequeño descanso, cargamos bártulos y a la ruta.
Llegamos a Andorra cerca de media noche y su hermano nos estaba esperando allí. Comimos algo y...”desconectamos un poco”, había que relajar los músculos.
Después a la cama que nos esperaba un gran día.
EL CLIMA DE LOS PIRINEOS NOS DA LA BIENVENIDA
Amaneció bastante nublado, con un frío del copón bendito que te salía escarcha hasta en las pestañas de “losojos”. Bueno, pues ahí to valientes Leo y yo enfilamos pa la montaña to ilusionados, porque estábamos “allí” tíoooo!! esto es la hostia!!. Sí, claro, cámbiate en un parking al aire libre, a yo no sé cuántos pocos grados... zabes?? Te cagas!
En fin, nos montamos en el telecabina y llegamos a la estación más cercana a la frontera española, Canillo. Antes de continuar, mencionar que hay varias estaciones de nieve dentro de una gigante que se llama Grand Valira y se puede pasar de una a otra por las pistas, hasta cruzar la frontera francesa, ahí lo dejo. Nos hacemos unas bajaditas y decidimos desplazarnos a la estación contigua.
El día se estaba aguantando todo lo que podía hasta que empezó a levantarse un vientaco; no un viento, vientaco! El viento me frenaba, no era capaz de deslizarme pista abajo! Qué haces? Pues agacharte to lo que puedas y tirar pa bajo, como puedas, pero pa bajo no es al remonte, es irte porque no puedes estar ahí ni de coña.
Ahí se acabó el primer día de nieve, pero por otro lado estuvo bien porque nos dejo tarde para conocer Andorra la Vella. En vez de desliarnos a las 4 pm pues nos desliamos a las 1:30 – 2:00. Duchaditos y comiditos nos fuimos de paseo por Andorra.
DOS CARAS DE UN DÍA FERPECTO
Hay días en los que te levantas con el pie derecho y todo va sobre ruedas, pero hay días en los que el mundo también acompaña, pues éste, es uno de ellos.
Si me hubiesen dicho el día que me esperaba después del día anterior... no lo hubiese creído. Sol, mucho sol, ni una nube, así amaneció en Andorra el segundo día. No se hable más, hay que aprovecharlo cuanto antes.
Pareciera que el mundo girara entorno a nosotros ese día. Hicimos mil bajadas, por mil pistas distintas, allá a lo lejos se perdían los incontables hilos serpenteantes balizados en la nieve; todo esto acompañado de un paisaje de ensueño. Hubo tiempo para descansar, reponer fuerzas, conocer el gran parque de nieve y los grandes cracks de la tabla que andan por aquí.
Al caer la tarde decidimos acercarnos a conocer la otra gran estación de Andorra, Vallnord, no con la intención de bajar pistas por ahí, sino por el hecho de guardar más recuerdos, ya que es posible que solo se venga aquí una vez y hay que aprovechar.
Cuando empezó a ocultarse el Sol volvimos a la casa de los chicos; ducha, cena y cama. No recuerdo haber estado más cansado que aquella noche; destruido, pero contento.
EN LOS PIRINEOS TAMBIÉN NIEVA
Primero intentamos ir a la sub-estación de la parte francesa, cruzando un túnel que había pero, al llegar empezó a nevar fuerte y decidimos pegar media vuelta y quedarnos en otra llamada el Tarter. Hicimos... lo que el tiempo nos dejó hacer y terminamos en unas mini-bajaditas porque era imposible subir más arriba.
Al cabo de un rato nos dimos cuenta de que nuestra aventura en la nieve había terminado, pero sobre todo nos íbamos felices de unos días, dentro de lo que el tiempo nos dejó, muy bien aprovechados.
Así que el resto del día nos fuimos a ver establecimientos y comprar algunas cosas.
Filigranas en la nieve 1
Filigranas en la nieve 2
Bajada Leo
NO TODO ES SNOWBOARD
Antes de la partida Leo me llevó a un sitio llamado Naturlandia, un pequeño resort donde se encuentra la mayor montaña rusa de caída libre por gravedad, el Tobotronc. Es alucinante. Son unos 10-15 min de bajada en un aparatejo que parece que vas a salir volando en una de las curvas. Abajo llegas tiritando porque entre la velocidad y el frío de la mañana... ya me dirás. Es un subidón de adrenalina. Lo que os digo, una despedida, a lo grande.
Y hasta aquí llegamos en este gran viaje. Andorra es de ensueño para alguien que le encante el frío y la nieve rodeado de montañas y con paisajes que se escapan a la imaginación. Ojalá podamos volver pronto.
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